viernes, 27 de junio de 2014

Soñé que estaba muerto. ¿Se habrá convertido en taxista misionero




Hoy en la mañana me encontré con un taxista preocupado: "Soñé que estaba muerto en un ataúd y me estaban echando tierra. Yo podía ver esto muy claramente. ¿Usted puede explicarme lo que significa?" 
No soy profeta ni hijo de profeta pero la interpretación era fácil como verá. 

Le dije que solía preguntar a los taxistas: "¿Cada qué tiempo cambia el aceite del motor de su carro?" 
"Cada 5000 kms". 
"¿Y cada qué tiempo le cambia el aceite al motor de su alma?" 
"¿Cómo se hace esto?" 
"Con una buena confesión. ¿Cuándo se confesó la última vez?" 
"Cuando me confirmé, hace 36 años". 
"Pues, su alma está muerta. ¿Desea que resucite? Pues, vaya a misa el domingo, 15 minutos antes porque hay confesiones antes de la misa, y haga una buena confesión y luego escuche la misa y comulgue. ¡Su alma va a resucitar! Ya no deje ya de ir a misa y de comulgar. Cuando hay pecado grave hay que confesarse antes. Con todo, ayuda mucho confesarse regularmente. Conozco a taxistas, cuando les toca hacer cambio del aceite del motor del carro se dicen: 'El domingo me toca también cambio de aceite del motor del alma para que esté caminando 'sedita'  ¿Se ha dado cuenta? Es fácil interpretar su sueño. Mire no más cómo Dios se preocupa por usted. La manda un sueño y luego a un cura viejo, gordo, feo y pecador para que le explique el por qué".
"Mi hijo está yendo a la parroquia cada sábado y domingo. Se está preparando para la confirmación".
"Dele las gracias porque Dios ha escuchado sus oraciones por su papá".

¿Taxista misionero? Una propuesta a los taxistas.

"E imagínese que usted, en vez de comentar con sus pasajeros el clima, la política y o el fútbol, les da un pequeño testimonio. Les pregunta '¿Es usted católico?' Y sigue hablando: 'Imagínese que después de 36 años me he confesado y comulgado. Es maravilloso estar nuevamente cerca de Dios'. Y Dios mediante, su pasajero se pone a pensar: 'Eso me hace falta a mí también, acercarme a Dios'. Se acerca a Dios y ha ganado usted un alma. Se ha convertido en taxista misionero. Dice el apóstol Santiago: 'El que logra que se convierta un hermano, salva su alma de la muerte y cubre multitud de pecados'. ¡Imagínese 20 o 30 taxistas misioneros cruzando Lima y con su testimonio personal les ayudan a sus pasajeros a acercarse a Dios!"

La persona que lee esto ¿es taxista?



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