martes, 31 de enero de 2017

Prohibir móviles, castigar y limitar el acceso a los menores: algunas propuestas del juez Calatayud

Aboga por la «educación espiritual» de los menores frente a lo «políticamente correcto»

juez Catalayud

36 asesinatos, 126 violaciones y más 17.000 menores de edad. Este es el balance como juez de menores de Emilio Calatayud, un magistrado mediático conocido por sus sentencias ejemplares a los delincuentes adolescentes pero también por sus charlas sobre la educación de los hijos.

En ellas insiste especialmente en dos puntos, en la necesidad de recuperar la autoridad de los padres y maestros y por sus advertencias sobre los móviles y tablets, una nueva droga dura que está llenando su juzgado de menores que de adictos pasan a maltratadores y delincuentes.

El pasado viernes el juez Calatayud impartió una de estas conferencias en el colegio Highlands El Encinar donde atendió las preguntas de Religión en Libertad. Durante su intervención habló de, entre otras cosas, del conocido decálogo para crear un pequeño delincuente en el que muchos padres caen sin saberlo y sin calcular las consecuencias.

Los principios del catolicismo, importantes en la educación
El segundo punto, justo después de dar al niño todo lo que pida, es el de no darle ninguna educación espiritual. En declaraciones a ReL, el juez de menores de Granada considera clave este aspecto. “Me refiero a la religión, yo soy católico, apostólico y romano, son los valores tradicionales, que comparten las principales religiones, pero que yo me baso en mi religión católica”, explica.

Y para Calatayud es una prioridad que los padres eduquen a sus hijos e “inculquen estos valores como la honestidad, el trabajo, la generosidad, el esfuerzo, el amor, el perdón, los valores que yo he aprendido a través de mi educación religiosa católica y que hay que inculcar a los hijos”.



La dictadura de lo "políticamente correcto"
Sin embargo, el juez Calatayud no se muestra muy optimista en este aspecto pues considera que en la educación de los hijos no se está apostando por esta dimensión espiritual sino más bien por lo “políticamente correcto”, tanto en el lenguaje como en la forma de actuar.

En opinión del juez, “hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino; decir lo que pasa aunque la gente no tiene esa libertad. Pero hay que decir las cosas por su nombre. Diciendo las cosas por su nombre con cariño y respeto no se ofende nadie pero hay que ser claro”. De otra manera, añade, “no se pueden luchar contra los males si no se les llama por su nombre”.

La consecuencia es la falta total de autoridad
Una de las consecuencias de seguir la senda de lo políticamente correcto y no la espiritual es la pérdida total de la autoridad lo que lleva a un descontrol que está teniendo consecuencias nefastas. “En este momento está en crisis el principio de autoridad, en todos los aspectos” y tras analizar los motivos históricos que han llevado a esta situación se ha llegado a la situación de tener “miedo de hablar de autoridad por si volvemos a tiempos pasados”.

La falta de autoridad va unida para él a la escasez de valores y se está traduciendo en un aumento considerable de la violencia.  De este modo, instó a “recuperar la autoridad de los padres frente a los hijos y de los profesores sobre los alumnos”.

La dificultad añadida de ser padre
En el ámbito familiar, Calatayud afirma que en la actualidad “es mucho más difícil ser padre porque no tenemos la autoridad” y acusa de ello directamente al expresidente Rodríguez Zapatero por eliminar “el derecho de corregir de forma razonada a nuestros hijos”.

Sin embargo, los males empezaron antes y citando la Transición y el “complejo de joven democracia”, el juez de menores afirma que para la educación de los hijos se empezó a decir “que hay que dialogar, argumentar y como no tenemos término medio acabamos convirtiéndonos en amigos de nuestros hijos. Yo ni soy amigo de mis hijos ni soy colega de mis hijos porque si no les dejo huérfanos de padre. Soy su padre para lo bueno y para lo malo”.

Algo similar ocurre en la escuela. El maestro no debe ser amigo del alumno sino que es una autoridad más. Y manda un consejo a los maestros. Si ven algo que está mal y saben que beben o hacen cosas no permitidas para su edad “lo pongan en conocimiento de los padres y que los padres apoyen a los maestros y no se fíen tanto de sus hijos”.

La epidemia de la "droga" de los móviles
Si la falta de autoridad es uno de los males de hoy, para Emilio Calatayud el otro tiene pinta de convertirse en epidemia: la adicción al móvil y al resto de dispositivos móviles.


“Esto es una droga”, insiste una y otra vez el magistrado que habla del doble peligro que tienen. Por un lado, ser generador de delitos y por otra ser víctima a través de ellos.


“Nos está volviendo locos”, asegura y cita el aluvión de casos que le han llegado de agresiones de hijos a padres por su tremenda adicción a estos móviles así como los casos de chantaje sexual, contenidos sexuales de menores, violaciones de la intimidad, coacciones, amenazas producidas a través y debido a los móviles.


La "vergüenza" de regalar móviles a niños de 12 años
“Esto es un instrumento muy peligroso. Es un instrumento para ser víctima de un delito”, afirma, para añadir que “es una vergüenza que el regalo estrella de las Navidades sean los móviles de última generación para criaturas de 11 o 12 años” y recomendó castigar a los menores quitándoles el móvil el fin de semana y ver cómo reaccionan. Ahí se verá si tienen un problema o no.

Y su experiencia es que hay muchos problemas en este ámbito. Aumentan los maltratos de los hijos a los padres y sube el número de niñas como agresoras. “He visto piernas rotas, bocas partidas…”, recuerda Calatayud.

Limitar la edad de acceso a estos dispositivos
Sobre cómo afrontar esta situación, el juez asegura a ReL que “hay que empezar a prohibir el móvil en el colegio, castigar, concienciar y luego limitar las edades de empezar con los móviles”. Y aunque se mostraría favorable a regularlo de alguna manera cree que para “el tema legal ya hemos llegado tarde” por lo que apuesta por hacer cómo con las cajetillas de tabaco y advertir de manera muy visible que esta tecnología “puede ser adictiva y los peligros que puede generar”. Pero sobre todo, aboga por concienciar a los padres para que "limiten la edad de acceso a estos dispositivos”.

Con respecto a las tablets en las escuelas considera que son admisibles siempre que se establezcan filtros y se centre en las materias del colegio y si está controlado adecuadamente por el profesor aunque “sigue siendo peligroso”.

El famoso decálogo
El popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha publicado un libro "Reflexiones de un juez de menores"  en el que incluye un " Decálogo para formar un delincuente". 


1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5 . Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar  la responsabilidad sobre los demás. 

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

sábado, 28 de enero de 2017

Holanda: Le administran la eutanasia sin su consentimiento

Una mujer octogenaria y con Alzheimer se rebela contra la inyección. Aun así, se la inyectan y muere

Holanda: Le administran la eutanasia sin su consentimiento

Álvaro Real, aleteia
A una mujer octogenaria, que padecía Alzheimer se le inyectó una dosis letal. Se le practicó el suicidio asistido sin su permiso. Así lo afirma la Comisión para la Eutanasia en Holanda, que explica que aunque el doctor consideró que la mujer vivía en “sufrimiento innecesario”, por encontrarse “triste” (padecía alzheimer), ella misma había pedido que se le administrara cuando “encuentre el momento adecuado para solicitarlo”.

Según explican, mientras estaba durmiendo el doctor intentó inyectarle una dosis, pero ella le empujó mostrando una actitud negativa. Aún así, el doctor continuó con el proceso y la mujer falleció.

La Comisión añade que nada hacía suponer que la paciente quisiera morir en ese momento y califican el proceso de “traumático”.

En Holanda la Eutanasia es legal desde el año 2002 y requiere de unos requisitos:  la autorización expresa y voluntaria y la opinión de tres médicos. No siempre se cumplen.

El miedo a recibir la eutanasia sin consentimiento también llegó a Canadá. Allí Christine Nagel, una abuela de 81 años de Calgary acaba de tatuarse en su brazo la frase ‘Don’t euthanize me’, es decir, ‘No me eutanasiéis’. No le faltaba razón.

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miércoles, 25 de enero de 2017

Matrimonio: 7 consejos para recuperar la confianza

No saber si todavía puedes tener fe en la persona que amas, puede ser una sensación difícil de superar, hasta para el más fuerte de los matrimonios


Recuperar la confianza en el matrimonio no es una tarea fácil. La pérdida de confianza en un cónyuge es uno de los sentimientos más solitarios y desesperados que un hombre o una mujer pueden llegar a experimentar.

Ya sea debido a las finanzas, la infidelidad, la distancia, la comunicación, o más, no saber si todavía puedes tener fe en la persona que amas, puede ser una sensación difícil de superar, hasta para el más fuerte de los matrimonios.

Aquí hay 7 consejos para recuperar la confianza en el matrimonio.

1.- Escribe tus sentimientos. Todo lo que sientes
El primer paso para superar tus sentimientos de desconfianza es identificarlos. Es muy recomendable empezar a manejar un diario.

En tu diario puedes incluir entradas sobre qué ocurrió para que tus sentimientos de desconfianza aparecieran – ¿Fue algo que tu cónyuge dijo o hizo? ¿O fue algo que se originó dentro de ti mismo/a durante la infancia o en otro trágico suceso antes de casarte con tu cónyuge?

Al identificar la raíz de tus sentimientos de desconfianza, será más fácil llegar al corazón del asunto.

Que quede claro: esto no es una cosa fácil de hacer. Debes estar preparado/a para una pelea. Y no una pelea con tu cónyuge, sino una pelea contigo mismo/a.

Es totalmente normal que te sientas inseguro/a y con miedo a profundizar la verdadera causa de la desconfianza, pero si quieres tener un matrimonio saludable, es algo que debes hacer.

Escribiendo en el diario, los sentimientos saldrán de tu cabeza y podrás mirarlos desde una nueva perspectiva.

Reconocer tus sentimientos y permitirte sentir como realmente te sientes, te ayudará a dar pasos hacia adelante al momento de reconstruir la confianza con tu cónyuge.

A medida que continúes trabajando con tus sentimientos y des pasos hacia una unión más fuerte, debes leer tu diario para revisar el progreso que se ha logrado

Te sorprenderá ver lo lejos que has llegado con respecto a tu crecimiento personal, así como el progreso que habrá hecho tu relación.

Consejo: Si tú y tu cónyuge están de acuerdo, compartan las entradas de sus diarios con las intenciones de orar juntos y respetar los sentimientos del otro.

A pesar de que la confianza es un tema delicado, si se maneja con cuidado, puede ser reconstruida y, ¡puede llevar tu matrimonio a un nivel que nunca creíste posible!

2.- En el matrimonio, debes ser honesto con tu pareja si quieres recuperar la confianza
Una vez que hayan llegado a un acuerdo con sus sentimientos, debes ser completamente honesto/a con tu marido/esposa. Comparte los hechos que provocaron que te sientas como lo haces, y cómo se ha magullado tu confianza en el matrimonio.

Conversa con tu pareja sobre lo que van a hacer para reconstruir la confianza, y pregúntale qué pasos tiene él/ella previsto tomar para poder trabajar juntos, y poder reconstruir su matrimonio.

No te apresures esta parte del proceso. Este es el momento en el que te darás cuenta de lo importante que es escuchar detenidamente, amarse de manera mutua, y apoyándote en la sabiduría de Dios, la paciencia te llevará a través de este proceso.

Además, no tengas miedo de buscar ayuda externa, y más si te estás percatando de que la comunicación se está rompiendo y las cosas no están progresando como deseaban que así fuese.

Es muy importante profundizar las discusiones entre los dos y encontrar a alguien para ayudar a superar este tipo de obstáculos.

Asegúrate de ser completamente honesto/a contigo mismo/a y con los demás para que puedas seguir trabajando a través de este proceso de reconstrucción de la confianza de tu matrimonio.

3.- Identifica tus necesidades en el matrimonio.
A medida que trabajas a través de tu plan para la reconstrucción de la confianza, comparte con tu cónyuge lo que necesitas de él/ella.

Explica qué emociones y compromisos necesitas de él/ella para poder seguir creciendo. A la vez, pregúntale lo que puedes hacer para que puedan crecer y reconstruir su relación de manera conjunta.

No tengas miedo de admitir que no eres capaz de darle lo que necesita. A veces esto sucede. Pero si estás dispuesto/a al menos a tratar de aprender a ser capaz de darle lo que necesita, (siempre y cuando lo que pidan sea saludable y no abusivo) hazle saber eso.

No debes avergonzarte de admitir que necesitas ayuda en cualquier área de tu vida, y es mejor ser capaz de admitir y tratar las cosas a su tiempo que quedarse en silencio y crecer en resentimiento.

4.- Date tiempo para sanar.
Recuperar la confianza no será un proceso que ocurrirá de la noche a la mañana. Se requerirá que recuerdes los pasos que cada uno está tomando y cómo, juntos, están trabajando para reconstruir lo que había antes de este desafío que se le presentó a su matrimonio.

Con el tiempo, los recordatorios, en combinación con un crecimiento continuo (de los dos), darán lugar a un renovado sentido de confianza.

5.- Dar pequeños pasos
A medida que trabajan en conjunto para recuperar la confianza en el matrimonio, tomen pequeños pasos hasta que estén listos para los más grandes. Tal vez la pasión desapareció con la confianza, entonces no esperes recuperarla inmediatamente.

Dando pequeños pasos, tales como hacer su almuerzo (para el trabajo), o el envío de un correo electrónico o mensaje durante un día laboral diciendo “estoy pensando en ti”, ayudará a añadir el romance de nuevo a su matrimonio, poco a poco.

6.- Tengan citas otra vez.
Una vez que la confianza se ha perdido, es importante volver al principio: ten citas de nuevo. Cuando estén emocionalmente preparados, deben empezar de cero a demostrarse el por qué están destinados a estar juntos.

Saliendo en una serie de citas, se sentirán con la misión de ganar el corazón del otro, les ayudará a volver a centrarse en cómo comenzó su relación y a donde pueden ir (de nuevo) juntos.

7.- Evalúa el crecimiento.
Una vez que piensas que se ha renovado la confianza, revisa las entradas que has realizado en tu diario

Revisando el diario te ayudará a prevenir que este desafío intervenga de nuevo en el camino de tu matrimonio

Además de todo esto, el diario te ayudará a ver el crecimiento personal por el que has pasado.

Compartir tu diario con tu cónyuge le permitirá al otro ver los pasos que han tomado para restaurar la confianza

¿Conoces otros consejos para recuperar la confianza en el matrimonio? Por favor, ¡comparte sus ideas!

Artículo originalmente publicado por Abogados del Amor

martes, 24 de enero de 2017

Trump retira los fondos federales al aborto fuera de EE.UU.

La orden presidencial restablece la política "Mexico City", que ya mantuvieron sus predecesores republicanos

Trump prohíbe ayuda con dinero de impuestos a organizaciones abortivas


Jaime Septien, aleteia
En una de sus primeras decisiones ejecutivas, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, ha firmado el día de hoy, 23 de enero, la restitución de una política que prohíbe que organizaciones no gubernamentales (ONG) estadounidenses reciban fondos del Estado si proveen servicios de aborto en el exterior.

También firmó dos acciones ejecutivas más.  La primera que desliga a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), y la otra en la que –salvo en las fuerzas armadas—se prohíbe la contratación de funcionarios federales.

La orden ejecutiva en contra del aborto restituye la política llamada “Ciudad de México” (por haberse anunciado en la capital mexicana en 1984 por el entonces presidente de Estados Unidos, el también Republicano Ronald Reagan).

En suma, esta orden ejecutiva bloquea el financiamiento federal para organizaciones internacionales que promuevan el aborto o den información acerca de él. 

Reagan sostuvo la política “Ciudad de México” hasta el término de su segundo mandato y se alargó hasta 1993, al terminar el mandato de George Bush padre.  Pero cuando Bill Clinton tomó la presidencia en 1993 y hasta 2001, los Demócratas la echaron atrás.  De nueva cuenta, en el período de George W. Bush (2001-2009) estuvo en vigor.

Fue una de las primeras medidas de Barack Obama (el reestablecerla) en 2009 y formó parte de sus políticas hasta el día 20 de enero de este año, cuando dejó en manos del Republicano Donald Trump la presidencia de Estados Unidos.

Esta medida era de esperarse, dado que forma parte de la tradición Republicana y el mismo Trump se había afanado en señalar que iba a llevar a cabo la orden ejecutiva en cuanto tomara posesión de la presidencia.

La presión ejercida sobre este tema en la pasada marcha de las mujeres, que concitó miles de personas en Washington y en otras capitales del mundo, no fue óbice para que Trump firmara la orden ejecutiva que prohíbe el uso de fondos federales para financia programas internacionales que promuevan el aborto como método de planificación familiar o salud reproductiva.

lunes, 23 de enero de 2017

Cómo discernir la vocación a la vida religiosa

¿Será que Dios me llama…?

 llamado a la vida religiosa

¿Será que Dios me llama…? Muchos pueden pensar en esto. Llega un momento concreto en el que empieza a darnos vueltas en la cabeza la idea de que Dios quiere un poquito más de nosotros. En primer lugar, cuando surja esta duda, hay que considerar que la pregunta correcta no sería si nos llama o no… porque, ¡claro que nos llama!
Antes del inicio de nuestra existencia Dios nos pensó y nos amó, y al pensarnos, amarnos y crearnos nos hizo con un propósito determinado. Dios no nos crea inútiles o vacíos, sino que a todos les entrega una vocación determinada. De hecho, más de una (a la vida, a la fe, a una determinada profesión, a un carisma o una espiritualidad determinada, etc.) Además de esto, unos reciben la vocación a la vida religiosa, unos al matrimonio, otros al sacerdocio, otros a entregar su vida en celibato. Esta vocación nos la va revelando paso a paso, quizás para que no nos asustemos al ver de golpe que Él espera cosas grandes de cada uno. Nadie queda excluido, solo espera de nosotros nada más y nada menos que esto: la santidad.
Para eso, primero nos llama a la vida, después nos da la vocación cristiana, una fe maravillosa que nos encaminará a hacernos preguntas más profundas, como la inicial: ¿qué más me pide Dios?
¿A qué edad debemos hacernos esta pregunta?
Tuve un amigo que creía que recién a la edad adulta, cuando uno ha “madurado” puede vivir una intensa vida cristiana. Casi diciendo que, antes de ello, es imposible vivirla con todas sus implicancias. Mucha gente piensa de la misma manera, postergando la vocación a la santidad al momento en el que se tomarán en serio a Dios. Para estas personas es aún más impensable la posibilidad de que en plena juventud Dios les pida una entrega radical. Cada vez es mayor el miedo de seguir la vocación durante la juventud, quizás temiendo cometer un error, cambiar de opinión, no ser fieles a la voluntad de Dios, “no tener suficientes experiencias”, etc.
Nada más falso: en la juventud uno comienza a vislumbrar y a construir su futuro. Tiene la experiencia y madurez suficiente como para plantear las preguntas. Después de todo, eso es lo único que Dios nos pide en un primer momento: que le hagamos preguntas: ¿qué esperas de mí?, ¿cómo puedo ser feliz?, ¿qué quieres que haga? Él nos dará las respuestas.
Uno puede asustarse y pensar: “¡pero soy muy joven para tomar una decisión así, tan grande, tan… definitiva!”, pero no debemos olvidar que el tiempo de Dios es perfecto. Nos llama cuando tenemos la edad suficiente como para responder. Y la edad suficiente no es la misma para todos, pudiendo ser en algunos casos 13, 15, 17, 20, 25, 30. Dicho de otra manera: si sientes su llamada, es porque podrás responderle.
En palabras del Papa Emérito Benedicto XVI se puede resumir en esto: “Queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo”. Él no se deja ganar en generosidad, promete felicidad y es un buen pagador, que devuelve con creces todo lo que ponemos en sus manos.

¿Qué tengo que hacer para saber lo que Dios me pide?
 1. Acudir a la oración
Preguntarle. Si “encaramos” a Dios, preguntándole qué quiere de nosotros, no hay dudas de que nos lo mostrará. Él no juega a las escondidas, se deja encontrar. Si le buscamos, con sinceridad, humildad, generosidad, lo encontraremos. Al encontrarlo, entablaremos amistad con Él, lo trataremos, lo conoceremos, y conoceremos qué nos pide. Y, si el diálogo es sincero, sabremos lo que Él quiere, y la conclusión será, ¿cómo querer otra cosa?, ¿cómo decirle que no? Esto no quiere decir que no cueste, que no nos “den ganas” de hacer otra cosa, que no tengamos que abandonar, cambiar o al menos postergar algunos planes… pero la recompensa es grande: el ciento por uno en esta vida y en la siguiente.
Al orar, no hay que esperar señales espectaculares. Difícilmente eso ocurra. Lo que sí ocurrirá es la paz de saber que se hace la Voluntad del Padre, que se sigue el camino que nos tenía destinado desde toda la eternidad. Igualmente, esta paz interior solo es una consecuencia secundaria al “sí” alegre, generoso y decidido que le ofrezcamos a Dios.
2. Frecuentar los Sacramentos
En la Eucaristía y en la Confesión nos encontramos con Jesús. Cuanto más le tratemos, más fácil será conocerle y amarle. Amándole, será más fácil, más ligero el camino. Y en este trato tan íntimo, como lo es la Eucaristía, podemos pedirle que nos enseñe a querer lo que Él quiere.
3. Buscar un director espiritual
La Dirección espiritual no solo ayuda, sino que es imprescindible. Es importante porque nos ayuda a entender muchas cosas. Quizás podamos confundir señales, quizás en realidad Dios nos pide otra cosa. El director espiritual puede ayudarnos a comprender y responder las preguntas que tengamos, además de rezar por nosotros y acompañarnos en el proceso de discernimiento.
Otros consejos que podrían serte útiles :
• No tener miedo al miedo
Muchos, al sentir miedo, pueden creer: “ah, eso significa que esto no es para mí”. ¡Al contrario! Tener miedo es completamente natural, es la respuesta lógica al ver que Dios nos pide algo grande. Es como la novia a punto de casarse, puede tener miedo, pero no se dejará dominar por el miedo.  Toma la decisión porque ama y se sabe amada, y aunque no esté segura de qué podrá ocurrir a futuro, tiene su confianza puesta en el otro y en Dios. Da, como muchos, un salto al vacío, pero segurísima de que el amor de Dios es su sostén, y que Él no pide algo sin dar antes las gracias necesarias para llevarlo a cabo. Esto lo tenemos que tener muy claro, remarcado y subrayado: Dios, al dar una vocación determinada, la entrega junto a las muchas gracias para poder vivirla y ser fiel a la misma. Es por esta razón que, a la hora de decir “sí”, sobreviene la paz, la alegría, la plenitud. Además… ¡cuántas veces Jesús repitió en sus Evangelios: “¡No temas!” Nos lo repite nuevamente, y, si le escuchamos y le dejamos entrar en nuestras vidas, descubrimos que es cierto que su yugo es suave y la carga ligera.
• No poner solo el corazón, también la cabeza
Sentir es bueno, tenemos –como lo tuvo Jesús– un corazón humano. Pero así como el corazón puede cargarse de buenos y necesarios afectos, también se pueden desordenar negativamente si no los tenemos bien encaminados. Por eso el amor –y especialmente el Amor con mayúscula– no se basa en sentimientos momentáneos que van y vienen. Podemos al comienzo sentir unas fuerzas, unos impulsos y energías inmensas comparables con el enamoramiento inicial… pero, si desaparecen –y desaparecerán por momentos–, tenemos que recordar por qué dijimos que sí a Dios. Los motivos por los cuales Él nos llamó, son los mismos, aunque a veces cueste más. Tenemos que confiar en lo que Él nos dice: “Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón” (Mateo 6,21). Si sabemos qué es lo más importante para nosotros, los afectos los ordenaremos hacia ese centro en el que está Dios. Eso es equilibrar el corazón con la razón.
• Disfrutar el camino y ser fiel
El descubrimiento de la propia vocación es un camino maravilloso, es emocionante, es hermoso. Y cada historia es única, como única es cada historia de amor. Por eso con paciencia, con un corazón sincero y generoso, es necesario caminar abiertos a lo que Él quiera mostrarnos. Esto no solo al momento de responder afirmativamente a la vocación, sino cada día. Cada día es un “sí” que resella el “sí” inicial, y, lo más fantástico, es que todos los días estamos re-descubriendo, comprendiendo o aprendiendo nuevos matices de nuestra vocación, lo que nos hace profundizar más en ella y amarla, como se ama un regalo especial hecho por una persona muy querida.

sábado, 21 de enero de 2017

¿Por qué necesitamos curarnos en nuestro interior?

Necesitamos dejarnos guiar por Dios, y no por nuestros traumas, angustias y heridas

¿Por qué necesitamos curarnos en nuestro interior?


Todo ser humano, unos más y otros menos, necesitamos sanación interior, porque todos tenemos heridas internas, muchas veces ocultas, imperceptibles, pero que pueden influir de modo muy negativo nuestro carácter, nuestro comportamiento, nuestras vidas, impidiéndonos:

– Alcanzar la integridad emocional, o sea, vivir una vida emocional equilibrada y relaciones sanas;

– Crecer en santidad.
Nuestra mente es como un iceberg. Un iceberg es una enorme montaña de hielo en el mar, que no parece muy grande, pero en realidad, lo que es grande es la parte que no vemos y que está sumergida. Nuestra mente tiene tres niveles, pero es en el nivel más profundo, el del inconsciente, donde están almacenados los acontecimientos de nuestra vida que nos traumatizaron.

Por no saber lidiar con ellos, los “empujamos” allí como mecanismo de defensa; sin embargo, aún en el inconsciente, pueden influenciar en nuestras actitudes, nuestras decisiones y nuestras relaciones (con Dios, con los demás y con nosotros mismos). Muchas veces intentamos controlar esos recuerdos dolorosos, pero no siempre lo conseguimos, y éstos acaban tomando las riendas de nuestra voluntad, y las consecuencias son desastrosas.

 Por eso tenemos:
– Explosiones de humor;
– Crisis depresivas;
– Enfermedades psicosomáticas:
– Comportamientos destructivos (alcoholismo, drogas, gula, activismo, problemas en la sexualidad, etc.)

Los efectos son fáciles de reconocer, porque son muchas las personas que viven continuamente en la tristeza y en la angustia; otras se desesperan por cualquier cosa e incluso llegan a intentar el suicidio. Otras son pesimistas, tímidas, miedosas, inseguras, inestables, inquietas, agitadas e insatisfechas. En fin, hay otras que nunca se liberan de los remordimientos de culpas pasadas y creen que Dios ya no las ama. Consideran antes a Dios como a un enemigo, dispuesto a castigarlas. Estas personas también desconfían de las demás, manteniéndose apartadas de todos por arrogancia y desprecio.

Verificamos esas realidades todos los días, incluso en personas que se consideran normales y equilibradas, pero que en verdad son víctimas de desequilibrios emocionales, causados por traumas que, quizás, existen desde hace años.

Están las que toman calmantes. Sin embargo, sólo apartan la tensión por un poco de tiempo, sin erradicar nunca la verdadera causa. Otras ahogan sus angustias en el alcohol, en las drogas o en los placeres de la carne. Pero, pasando el alivio momentáneo, los problemas vuelven con mayor fuerza y, lo que es peor, nos hacen dependientes de las drogas y el vicio. Otras buscan toda clase de diversiones, pero sus males los siguen allá donde vayan.

Estamos presos en las cadenas del pasado y sufrimos:
– Por nuestras imperfecciones;
– Por las imperfecciones de los demás;
– Y nos quedamos cada vez más confusos, bloqueados, tenemos dificultades para relacionarnos con Dios, con los demás, y para creer y para tomar decisiones.

Pero el hombre fue creado por Dios, para Dios y necesita de Dios para alcanzar la felicidad eterna (su fin último). Sólo que todos ponemos nuestras expectativas en los demás, esperamos en los demás, confiamos en los demás, queremos ser amados por los demás, que son tan imperfectos y limitados como nosotros. Acabamos por sentirnos rechazados, angustiados, solos y vacíos.

Muchas veces este proceso sucede de modo sutil, no nos damos cuenta, pero nuestros corazones quedan oscuros y vacíos. Causa un desorden en nuestras relaciones, y los sentimientos que produce generan celos, egoísmo, envidia… Y la raíz de todo está allí, en los primeros días de nuestra vida, en la cuna.

Necesitamos dejarnos guiar por Dios y no por nuestros traumas, angustias y heridas. Jesús es el verdadero Señor y Señor de nuestras vidas, nuestra justificación. Sólo Él tiene poder para penetrar en nuestros recuerdos y transformar las tinieblas en luz (Is 53,4-5).
Pero para que Jesús actúe en nuestras heridas, es necesario que queramos que lo haga. Es necesario un acto de voluntad por nuestra parte para invitarle a que las purifique, las libere. Necesitamos que nos libere para convertirnos en hombres y mujeres nuevos, como estamos llamados a ser.

Fonte: Escola de Formação Shalom

jueves, 19 de enero de 2017

Por qué cenar en familia

Dice Anne Fishel que si las familias cenaran juntas, su trabajo como terapeuta familiar “sería innecesario”

 Cena en familia

El 95 por ciento de las familias estadounidense consideran que cenar en familia es una buena costumbre, pero, aun así, tan solo un 50 por ciento de ellas la practican. En España, cada vez es más frecuente que los niños cenen pronto para irse a la cama y que, una vez acostados, cenen los padres. También es habitual que, cuando los hijos son mayores, cada uno cene conforme llega a casa, en “compañía” de la televisión o de un dispositivo electrónico… (Nota: ¿Cómo es el el Perú?)

Con el objetivo de “rescatar” esta sana costumbre y de hacerla más placentera para aquellas familias que aún la siguen practicando, nació hace seis años una iniciativa interdisciplinar como parte del Proyecto Zero desarrollado por la Universidad de Harvard: The Family Dinner Project (fdp o, en español, Proyecto Cenas en Familia).

La terapeuta familiar Anne Fishel, cofundadora del proyecto fdp y autora del libro Home for Dinner: Mixing Food, Fun, and Conversation for a Happier Family and Healthier Kids (2015) –en español, En casa para la cena: combina comida, ocio y conversación para que tu familia sea más feliz y tus hijos estén más sanos–, asegura que las cenas son el evento de la rutina familiar “que más dividendos produce”.

Tanto es así que Fishel está convencida de que si las familias cenaran juntas, su trabajo como terapeuta familiar “sería innecesario”, pues está demostrado que “aquellas que cenan juntas padecen menos estrés y sus miembros se sienten mucho más unidos”.

Además, “al llegar a la adolescencia, los hijos de estas familias son menos propensos a padecer desórdenes alimenticios o depresión, así como a abusar de ciertas sustancias o a ejercer de forma precoz su sexualidad”, dice.
Por si fuera poco, Fishel añade un par de datos especialmente llamativos: “La conversación que tiene lugar alrededor de la mesa incrementa de un modo significativo el vocabulario de los niños, incluso más que leerles cuentos antes de dormir, y, además, mejora su rendimiento escolar”.

Por eso, fdp intenta que cada vez sean más las familias que puedan beneficiarse de estas ventajas. Y lo está logrando: “Más de un millón de familias en Estados Unidos ya han participado en alguna de las modalidades de fdp”, afirma.

Cenas más saludables
fdp se centra en sacar el máximo partido de todo lo que ocurre alrededor de la mesa familiar. Por una parte, la cena puede convertirse en un espacio de entretenimiento cotidiano y, a la vez, garantiza una alimentación más saludable.

Según Fishel, “está comprobado que, durante las cenas en familia, los niños comen menos grasa, azúcar y sal, y que aprenden a comer más verduras y vegetales, por lo que disminuye la probabilidad de que sufran obesidad. Además, se ha demostrado que cuando estos niños comienzan a hacerse cargo de su alimentación, mantienen estos hábitos saludables”, asegura.

Para aprovechar estos múltiples beneficios, es suficiente con que la familia cene junta cinco días a la semana. Sin embargo, si para una familia es difícil reunirse a la hora de la cena, fdp les plantea que desayunen juntos, tomen la merienda o se reserven las comidas del fin de semana. No hay una fórmula única, lo importante es establecer esta “cita familiar”, en un horario y un espacio previamente concertados.

La mejor hora del día
Uno de los proyectos estrella de fdp son las cenas comunitarias, en las que se reúnen entre cinco y cincuenta familias para disfrutar cocinando juntas.

Estas familias se inscriben en la web http://www.thefamilydinnerproject.org y reciben por e-mail ideas para realizar dinámicas durante la cena, para entablar una conversación interesante, y hasta recetas sencillas que se pueden preparar en treinta minutos y con solo ocho ingredientes.
Cuatro semanas después, algunas familias participan en otra cena comunitaria para comentar cómo han evolucionado sus cenas familiares… y sus familias.

“La mayoría de las familias comienzan el programa porque quieren mejorar su alimentación. Pero, al final, descubren que no solo han logrado este objetivo, sino que también se lo pasan muy bien juntos, y reconocen que no se habían dado cuenta de lo mucho que les hacían falta estos ratos en familia”, explica Fishel.
En otras palabras, descubren que con dedicar tan solo una hora al día –entre cocinar, cenar y recoger la mesa– pueden sacar el mejor rendimiento para el futuro de su familia.

ADIÓS A LAS EXCUSAS…

Muchas familias dicen estar demasiado ocupadas o muy cansadas al final del día para ponerse a cocinar. En estos casos, Fishel recomienda cocinar el doble durante el fin de semana y congelar en tuppers lo que sobre para otro día de la semana.

Cuando se lamentan de que sus niños se resisten a comer, Fishel indica que no conviene caer en el “si te tomas el calabacín, podrás comer helado de postre”, pues esto los hace aún más quisquillosos con la comida.

También aconseja no dejarlos picar entre horas ni comer en el coche. En aquellos casos en los que los adolescentes de la familia se muestren reticentes a participar en las cenas, la terapeuta familiar sugiere “crear una atmósfera alegre y cálida durante la cena”, ¡y libre de tecnología!, pues “la tecnología es una de las mayores fuentes de tensión”.

Fishel ha estudiado el fenómeno y ha observado que los padres utilizan los dispositivos tecnológicos en la mesa el doble que sus hijos, así que propone que sean los adultos los primeros en modificar su comportamiento, y que “fijen parámetros claros: ‘vamos a dejar los móviles en una cesta’ o ‘solo vamos a usar el móvil para compartir entre nosotros (una foto graciosa, un e-mail…), pero no para comunicarnos con alguien que no esté con nosotros en la mesa”.

LOS HIJOS, PARTÍCIPES DE PRINCIPIO A FIN
Fishel recomienda que los niños participen en el proceso de planear y preparar las cenas para que las disfruten más. “Cualquier tarea que implique que los niños toquen los alimentos, los mezclen o los elijan, los convierte en ‘accionistas’ de este proyecto y contribuye a que quieran cenar con más gusto”.

Por ejemplo, podemos pedirles que nos acompañen al supermercado y que elijan un vegetal interesante para, luego, poder cocinarlo juntos en casa”. Y concluye: “A la mayoría de los niños les gusta ayudar y debemos animarlos a hacerlo”.

Artículo publicado originalmente por Revista Misión